Funcionamiento del aparato digestivo
Comprender cómo funciona el aparato digestivo de los rumiantes utilizados en producción, es importante para entender sus requerimientos nutritivos y hallar la mejor manera de suministrarlos.
La mayoría de los alimentos disponibles para los animales de pastoreo tienen un alto contenido de fibra. Los animales monogástricos (por ejemplo, cerdos, perros, hombres) no pueden digerir la fibra vegetal de manera eficiente. Los rumiantes (bovinos, ovinos, ciervos) son mamíferos que tienen un sistema digestivo especializado que les permite utilizar dietas ricas en fibra vegetal como fuente principal de nutrientes.
A diferencia de los animales monogástricos (con un estomago simple), los rumiantes, tienen un gran estomago especializado, dividido en cuatro compartimientos, rumen, retículo, omaso y abomaso.
Digestión de la fibra
La digestión de la fibra (carbohidratos como la celulosa y hemicelulosa) es realizada por microorganismos que viven en el rumen y en el retículo. Cuando los rumiantes consumen forrajes, toman bocados bastante grandes y tragan el material con un mínimo de masticación.
Después de comer, se acuestan para «rumiar». Esto implica regurgitar bolos (masas) de forraje por el esófago y hacia la boca, donde se vuelve a masticar y luego se traga. Esto reduce el tamaño de las partículas de forraje y aumenta considerablemente el área de superficie disponible para la digestión microbiana.
En el rumen, la digestión microbiana de celulosa y hemicelulosa (de forrajes) y almidón (de granos) da como resultado la producción de subproductos ricos en energía llamados ácidos grasos volátiles (AGV) que son absorbidos por el animal a través de la pared del rumen. Esta es la principal fuente de energía para el animal. Parte del almidón no se digiere en el rumen y pasa al estómago verdadero (abomaso) y al intestino delgado, donde las enzimas del animal lo descomponen y lo absorben.
Cuando la dieta es alta en forrajes, los microbios que digieren la celulosa (fibra) se multiplican y dominan. Con una dieta rica en cereales, aumenta el número de microbios que digieren el almidón.
Por ello es que los cambios en la composición de una ración deben hacerse gradualmente para dar tiempo a que la población de microbios del rumen se adapte. Se necesitan alrededor de dos semanas para hacer cambios importantes en los ingredientes de la ración.
Los granos varían en su tasa de descomposición en el rumen. Esto se debe a la naturaleza química del almidón y a la estructura física del grano. Por ejemplo, el maíz seco se degrada en el rumen mucho más lentamente que el maíz con alto contenido de humedad o el trigo seco. Esto tiene implicaciones importantes para el mantenimiento de la salud del rumen cuando se alimentan con raciones de engorde altas en granos.
Digestión de las proteínas
En cuanto a las proteínas, la digestión de una proteína en particular depende en gran medida de la facilidad con la que esta se disuelva en el fluido ruminal. Es más probable que los microbios del rumen descompongan las proteínas altamente solubles que las proteínas insolubles. Las fuentes de nitrógeno no proteico (p. ej., urea, amoníaco) son 100 % solubles en el rumen.
La mayor parte de la proteína que no es soluble en el rumen pasa sin cambios al tracto digestivo inferior. Una parte de esta proteína es descompuesta por las enzimas del animal y absorbida. La proteína de derivación digerible se utiliza de manera eficiente y es un componente importante en las raciones para el ganado.
Los costos de alimentación en la producción animal pueden representar hasta un 70 % de los costos totales de producción, por lo tanto, mejorar la eficiencia de la conversión de alimentos en leche o carne puede tener un impacto significativo en la rentabilidad de una empresa.
Como se puede apreciar, la nutrición animal eficiente requiere del ajuste de muchas variables, por lo que el asesoramiento de un especialista y el empleo de alimentos seguros y de calidad resultaran en una mejora para su establecimiento productivo.